ANÁLISIS/ El PLD abrió las compuertas para otro regreso de Leonel Fernández
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Dos factores se conjugaron para provocar un debilitamiento progresivo del peledeísmo
La división del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) en octubre de 2019 inició la cuenta regresiva de esa organización y desde ese momento no ha parado su desgaste.
Dos factores se conjugaron para provocar un debilitamiento progresivo del peledeísmo. El primero, fue que no pudo retener el gobierno que tuvo durante 16 años consecutivos y que sellaba su unidad interna, su vínculo estrecho con los poderes fácticos y el cautiverio de una masa de votantes que lo validaba en las urnas cada cuatro años.
El segundo factor debilitante del PLD, fue que se convirtió en un partido de masas y ganador de elecciones a partir de un liderazgo caudillista encarnado desde el gobierno por Leonel Fernández, quien encabezó la salida de cientos de dirigentes peledeístas que adquirieron el antiguo PTD y lo convirtieron en la Fuerza del Pueblo.
Francisco Javier García junto a Abel Martínez, Danilo Medina y otros miembros del Partido de la Liberación Dominicana.FOTO DE ARCHIVO
Sin el control de la Presidencia de la República y con el caudillo fuera del PLD, el liderazgo de Danilo Medina no pudo ni podrá recomponer a ese partido porque está inhabilitado constitucionalmente para volver a ser jefe del Estado y su esfuerzo sin objetivo de poder, no genera entusiasmo.
Para complicar las cosas, vino la persecución de la corrupción por parte del gobierno de Luis Abinader, que se centró exclusivamente en los familiares de Danilo y a sus exfuncionarios más cercanos.
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Aunque el PLD impulsó un proceso interno que prometió marcharía a una rectificación para recomponer sus lineamientos, sus dirigentes y sus relaciones con el pueblo, la realidad ha sido que sus pasos no se sienten en la sociedad.
Con un grupo importante de sus dirigentes pasados por la prisión y encausados en los tribunales por fiscales ensañados con exclusividad contra ellos siguiendo la directiva que trazara Abinader cuando en octubre de 2020 señaló al Comité Político del PLD como una ‘asociación de malhechores’ y a la Cámara de Cuentas de como la encubridora de sus estafas, el PLD entró en una barrena que no ha parado jamás.
Golpes sin resistencia
Frente a los golpes del gobierno a través de la judicialización de la política, el PLD pareció entender que cuando convirtió en funcionarios del más alto nivel a todos los miembros de su Comité Político, quemó las naves porque ya no había nadie capaz de plantarle cara al gobierno del Partido del Perredeísmo Moderno (PRM).
Los golpes político-judiciales al PLD llegaron sincronizados con una actitud de sus dirigentes de no presentar batalla, enterrar la cabeza en la arena y soportar los azotes sin inmutarse.
Con el encarcelamiento de Gonzalo Castillo, en un derroche de arrogancia del ministerio público que no cesa de presentar credenciales de lealtad al pedido de perseguir a aquella asociación de malhechores que bautizó Abinader, sectores de base del PLD presionaron una reacción de resistencia.
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