Respuesta a preocupación sobre feminicidios (1)
Por: Adolfo Paniagua Contreras
Soy de opinión de que mientras se esté en esa dicotomía de "machismo" "feminismo" y no se traten las raíces causales de esa abominable conducta de violencia extrema contra la mujer, siempre habrá excusa para que ocurran las agresiones. Creo que el asunto va mucho más allá de una actitud dominante sea del hombre o sea de la mujer.
A parte de cuestiones socio-económicas, políticas, jurídicas, culturales, medio ambientales, genéticas, etc., etc., hay que reflexionar en las cuestiones psíquicas, las que Freud denomina neurosis.
Un individuo neurótico, dominado por agregados psíquicos de celos, orgullo, amor propio, y de crimen, en el momento de cometer sus atrocidades no creo que piense que lo hace porque se considera superior a la mujer, porque, de ser así, no optara por el suicidio como se advierte la tendencia en los feminicidios de los últimos años.
Cultura campesina
Yo soy de origen campesino. No había uno más machista que el hombre de campo; orgulloso, jactancioso, mujeriego, fiestero, jugador, con raras excepciones, y, en el caso de las mujeres, éstas discutían cuando algo no iba bien; y también bailaban, tomaban ciertas decisiones en el hogar, pero, hasta donde tuve conocimiento, no ocurría ningún asesinato de mujeres; esos viejos se decían de todo y al rato estaban como si nada hubiera pasado; es decir, estimada Castillo, creo que es un fenómeno de la sociedad moderna, y no tiene que ver con nivel educativo, aunque sí con el tipo de formación recibida, ya sea en el hogar o en interacción familiar, comunitaria, etc.
Hace unos días vi un anuncio en la televisión donde, con algaraza, se promovía "la guerra de los sexos"; qué es eso, sino violencia; y la llamada música urbana, casi en su generalidad, qué es lo que promueve sino la violencia contra mujer, el adulterio, el crimen y otras aberraciones, en las que también participan mujeres: "Si tú vas para la calle, yo me voy también, a beber", canta una "urbana".
Entonces, como se puede ver, el tema es más complejo de lo que se asume, y en ese drama el Estado, los medios de comunicación, los comerciantes o industriales, juegan un papel de primer orden en el incentivo de la conducta criminal del hombre contra la mujer y contra sí mismo y otros familiares.
La mujer, elemento pasivo
Me parece, y no es una simple opinión, que la mujer, como ente pasivo de la Naturaleza, tiene una disposición especial desde el punto de vista natural. Si comparamos los 4 elementos básicos de la Naturaleza, sobre los cuales existe demasiado literatura desde los tiempos arcaicos, vemos que la Tierra es un elemento pasivo en tanto que el Aire es activo. El Agua es elemento pasivo, mientras que el Fuego es activo. No es el fuego quien aplaca el agua, sino al revés, como bien lo conocemos en la vida ordinaria: el agua apaga el fuego, pero, ¿significa eso que el fuego dejará de ser, porque el agua lo apagó?, en modo alguno, sigue siendo el mismo, aunque haya sido controlado por el agua en un momento dado de su manifestación. No olvidemos que dentro del Agua hay Fuego, pero no queremos meternos en profundas consideraciones filosóficas o esotéricas.
Sin el aire sería imposible la vida sobre la faz de la Tierra; pero sin la tierra tampoco viviríamos, porque el cuerpo humano viene de ella, independientemente de la concepción bíblica sobre el origen del mismo. Somos tierra por los diferentes y variados elementos minerales, bioquímicos, etc., de que estamos constituidos, sin los cuales no podríamos existir, aunque sí vivir, porque la vida como tal está más allá de sus formas de existencia en cualesquiera de los reinos de la Naturaleza.
¿Qué quiero decir con este largo preámbulo? Que, independientemente de la cultura y los correspondientes modos de producción a los que responde en toda sociedad históricamente dada, si la mujer es agua, jamás debe comportarse como fuego; si es tierra, jamás debe comportarse como aire, pero igualmente el varón. Cada quien tiene su radio de acción bien definido por la Naturaleza, por no decir Dios para que no se vea el tema como religioso.
Cada cosa en su lugar, establece la Ley del Equilibrio. El fuego cocinando los alimentos es bueno, pero si los quema es malo; quemando la basura es bueno, pero si devora los árboles que sustentan la vida sobre la faz de la Tierra, entonces es malo. El agua es buena cuando uno se la bebe (a menos de que esté sucia o contaminada), pero es mala cuando arrastra con el hogar o con la cosecha. El aire es bueno para inhalar el oxígeno, pero es malo si en lugar de oxígeno inhalados dióxido de carbono. igualmente la tierra nos sostiene, nos hala con su fuerza de gravedad para que no estemos volando como las aves (y aun ellas tienen asiento) (por los metales de ella misma que tenemos), pero es mala tragándonos, asfixiándonos en su interior. Es decir, cada cosa en su lugar.
¿Justifica lo que argumentamos la violencia en contra de la mujer? Jamás, porque lo que es válido para uno lo es para el otro, sino se rompe el equilibrio. Cada uno es igual al otro, con la diferencia de las analogías.