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La triste madrugada del 2 de abril de 1974.

Por:  Adolfo Paniagua Contreras

Parte dos

 

Tras el retorno de Balaguer al poder en 1966, en un proceso electoral made in USA, instauró un régimen despótico, represivo, corrupto y criminal. Se estima que alrededor de tres mil personas, en su mayoría jóvenes, perdieron la vida durante el período de gobierno conocido como de los 12 años, de 1966 a 1978.

En 1974, después de fracasar la oposición política en la conformación del Bloque de la Dignidad Nacional, por iniciativa del ex presidente profesor Juan Boch, se logró articular lo que se llamó el Acuerdo de Santiago, conformado por los partidos Revolucionario Dominicano, Revolucionario Social Cristiano (PRSC),  Quisqueyano Demócrata (PQD) y el Movimiento Popular Dominicano, que si bien no era un partido reconocido, puesto que se movía en la clandestinidad, tenía fama en la población nacional por ser una de las fuerzas de izquierda más combativa, y que más muertos tuvo en su lucha por derrocar a Balaguer.

Pero, ¿qué buscaba el MPD en una alianza con partidos de derecha cuando no creía en la vía electoral para desalojar del poder al balaguerismo? Es probable que los líderes de los partidos signatarios del Acuerdo de Santiago ignoraran la real intención del MPD, pero nosotros, los que nos movíamos en la sombra de la conspiración permanente, sabíamos que dicha agrupación lo que buscaba era aprovechar el auge de masas del proceso electoral para agudizar las contradicciones entre la oposición y el gobierno de turno, de modo que el conflicto se hiciera insostenible y estallara en una revuelta popular.

Pese a que ya para esa época el MPD estaba prácticamente dividido en dos tendencias que luego se hicieron irreconciliables, la tónica del momento, el mandato que recibíamos los que estábamos en una escala intermedia, era de que, a la par de las manifestaciones públicas del Acuerdo de Santiago, donde nosotros teníamos como representante a Carmen Mazara viuda Gómez, fuéramos desarrollando acciones militares en escala ascendente. Incluso, en las reuniones de los organismos de militantes y de cuadros profesionales, se criticaba la inacción militar, de ahí la efervescencia en el espíritu de combate que muchos experimentábamos, pero carecíamos de los más elementales medios técnicos, económicos y militares como para darle cumplimiento a tantas ordenanzas y resoluciones.

El caso de La Vega   

Durante mucho tiempo La Vega fue una especie de cobija para los principales dirigentes del MPD. La razón era que, contrario a San Francisco de Macorís, Santiago, Moca, Nagua, Salcedo y otros lugares, La Vega siempre cogía la cosa suave, es decir, mientras otros pueblos ardían en huelgas y manifestaciones diversas contra la dictadura ilustrada de Balaguer, los habitantes de La Vega estaban tranquilos, situación que servía de pretexto a los dirigentes de izquierda para refugiarse allí.

Después del exterminio del foco guerrillero del coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó, conocido como el desembarco de Playa Caracoles, a nosotros nos tocó, por mandato de la dirección del partido, acudir a reforzar el Comité de Militantes Stalin García, que se hallaba algo debilitado. Entonces es cuando desde Bonao, donde llevábamos cierto tiempo, se nos manda a La Vega. Allí encontramos una estructura bastante frágil: Estaba Santiago Rodríguez Paula (Viejo Pedro), que era un cuadro profesional; Ismael Antonio Grullón Núñez (Tony Grullón), cuyo nombre de guerra era Alberto, quien era militante; estaba su novia, Teresita, también militante, yo, que había sido ascendido a cuadro profesional, y los demás eran simpatizantes, entre ellos la destacada luchadora Milagros Alcántara y su esposo Manuelcito, así como el albañil Alejandro Paulino Durán (Tite).

Continúa-

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