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LOS OVARIOS DE LA MUJER…

GNOSIS
Por: Samael Aun Weor
Los ovarios, en la mujer, son de por sí prodigiosos, maravillosos. Un par de cordones nerviosos se erigen siempre desde los ovarios hasta el cerebro, se enroscan ese par de cordones en la espina dorsal, formando el Santo Ocho o el Caduceo de Mercurio.
Por ese par de finos cordones nerviosos -que no son completamente físicos, pues en parte podríamos decir: son tetradimensionales- asciende la energía sexual propiamente dicha, como fuerza eléctrica muy sutil, hasta el cerebro. Esta fuerza, de por sí, llega al organismo a través de diversos procesos. Originalmente, deviene del Tercer Logos, del Mahachoan.

 

Indubitablemente, para hablar esta vez en términos cristianos, podría decirles que tal energía es divinal, y que el Tercer Logos, en sí mismo, es lo que nosotros denominamos en puro cristianismo: "Espíritu Santo". La fuerza del Espíritu Santo es prodigiosa en todo sentido.
El Universo entero no podría existir sin esa fuerza magnífica.
Las semillas no lograrían germinar; los animales, sin esa fuerza, no se reproducirían; los árboles no darían su fruto. ¡El Universo entero no podría existir! Así que, la fuerza del Espíritu Santo, la energía prodigiosa del Tercer Logos, es algo digno de ser analizado.
Hay escuelas que se han dedicado a tal análisis. Existen esas escuelas en todo el Oriente, y muy especialmente entre el Budismo Tántrico del Tíbet. Aprender a manejar ese potencial electro sexual es indispensable cuando en verdad se quiere lograr una transformación.
Sin la energía creadora no sería posible que un par de gametos, masculino y femenino -es decir, un óvulo y un zoospermo-, se integraran para originar la concepción fetal.

Samael Aun Weor

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