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Granito de arena

Artículo

María San Francisco de Asís

Ambientalista-minimalista

En nuestro país no hay voluntad política para hacer cumplir las leyes medioambientales, leyes de tránsito, leyes migratorias, leyes agrícolas, ley de pensiones, etc.

Las empresas contaminan los ríos y mares tirando en ellos los residuos de sus aguas cloacales, los residuos de los químicos que utilizan en la elaboración de sus productos, y que en su mayoría son tóxicos, porque envenenan al ser humano y a las especies acuáticas y marinas.

Los dueños de industrias de madera cortan los árboles porque tienen relaciones más arriba, (el clientelismo político) y nadie puede hacerlos cumplir la ley medioambiental.

Las granceras acaban con los ríos, sacándoles la arena, y éstos terminan secándose porque no tienen árboles que provocan las lluvias, ni arena para completar el trabajo; por eso, cuando viene una inundación,  se crecen los ríos, llevándose con su paso a las personas y sus pertenencias. Pero con los poderosos no se puede aplicar la ley.

Otro tema es las industrias del plástico, que desenfrenadamente fabrican todo ese material que llena de residuos sólidos las calles, los ríos, los mares, etc. Y, en consecuencia, se mueren las vacas que ingieren el plástico. Conocemos parientes que se le han muerto sus reses o ganados y por demás no se degradan.

Por otro lado, están los empresarios agrícolas, que para cosechar y vender sus productos a la mayor rapidez, no les importa que las personas se intoxiquen con sus abonos, químicos e insecticidas, porque lo importante es enriquecerse rápidamente aunque la comunidad muera lentamente como el caso de Constanza.

Otros casos, como las leyes de tránsito que no se cumplen: los poderosos y los ciudadanos comunes pasan semáforos en rojo, se llevan a los peatones, los autobuses chocan haciendo competencias, los patanistas como son grandes, se llevan a los chiquitos; a los ciclistas los atropellan, se paran en el medio de las calles, y no pasa nada, porque no hay consecuencias, no los penalizan; a veces no tienen ni licencias de conducir; además, las personas no quieren usar el trasporte público  por el mismo desorden. Y se han acostumbrado a comprar carros para movilizarse, lo que provoca entaponamientos que generan caos, muy diferente a los países desarrollados, que respetan a los peatones y a los ciclistas, pues en esos países usan el transporte público organizado y se mueven en bicicletas, ya que hay menos contaminación. Tienen un nivel de conciencia que valoran al ser humano, a los animales y a las plantas de forma increíble.

Una ley fronteriza que no se aplica, pues solo hay que pagar quinientos pesos para que nuestros vecinos haitianos pasen a nuestro país, y así… más dura migración llevándolos… que ellos regresando. Eso solo se ve en este país.

Y, para terminar, damos una pincelada a los ladrones, corruptos políticos que no caen presos, y si caen los liberan rápidamente, porque todos los gobiernos de nuestro país son iguales.

Pero debemos seguir denunciando toda esta corrupción… porque como dominicanos conscientes debemos poner un granito de arena; por lo menos Dios sabe que lo hacemos, y…a él le pedimos justicia divina ya que la dominicana es ciega.

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