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Las parafilias (4)

TEMAS DE MEDICINA

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Por: Adolfo Paniagua Contreras

Frotteurismo

Este término, que describe el acto de frotar o restregar con sus genitales de manera compulsiva y sin ningún otro motivo que no sea por pulsación sexual a una persona que no ha dado su consentimiento, según Rafael Portugal Fernández, es una traducción inadecuada del francés frotter (frotar), por lo que propone sustituirlo por “tribomanía”, es decir, manía de frotar. Diccionario para la corrección terminológica en Psicopatología, Psiquiatría y Psicología Clínica”, pág. 19.

En tanto que Donald Venes, MD, Máster en periodismo científico, lo define del siguiente modo: “frotadorismo [ frotteurism] Fantasías e impulsos sexuales intensos y recurrentes que llevan al sujeto a tocar y frotarse contra otra persona sin el consentimiento de esta última. Normalmente estas acciones tienen lugar en lugares atestados de gente en donde es difícil que se produzca una detención. Por lo general los autores son hombres jóvenes y suelen padecer ansiedad y tensión por estos impulsos”. Diccionario Enciclopédico Taber de Ciencias de la Salud, pág. 612

Este trastorno no se clasificaría como tal, si el contenido de su acción estuviera universalmente aceptado, o por lo menos para una determinada cultura en que no se considerara nocivo; sin embargo, es una expresión o pulsación sexual que no solo viola el derecho de la víctima, puesto que se realiza sin su consentimiento, sino que, además, atenta contra las normas y disposiciones generales de cualquier sociedad civilizada, que lo repudian. En ese tenor, no está demás citar la aseveración que hace Benjamín James Sadock, en el apéndice Trastornos parafílicos, de su “Sinopsis de psiquiatría”, 11ª. ed., págs. 1304,1305, cuando dice: “Los trastornos parafílicos pueden oscilar desde una conducta casi normal hasta una destructiva o dañina solo para el yo del propio individuo o para el suyo y el de la pareja o, incluso, una conducta destructiva o amenazadora para el conjunto de la sociedad”. Más adelante acota: “Las funciones principales de la conducta sexual humana son ayudar a establecer vínculos, proporcionar placer mutuo en colaboración con un compañero, expresar y potenciar el amor entre dos personas y procrear. Las parafilias constituyen conductas divergentes en las que esos actos implican agresión, victimización y una unilateralidad extrema”.

Modus operandi

La acción o actuación de un frotador está sujeta a contingencias especiales de lugar y de oportunidad. Uno de los sitios más oportuno para ese tipo de experiencia parafílica lo es el transporte público, cuando se viaja apretujado, y, en muchas ocasiones, de pie.

“El perpetrador (de manera invariable un varón) selecciona a una víctima (por lo general, una mujer) que se encuentra accesible y cuya atracción puede incrementarse por el uso de ropa estrecha. El frotteurista frota sus genitales contra sus caderas o nalgas, o puede acariciar sus senos o genitales. El proceso es eficiente; en los trenes subterráneos, la eyaculación suele presentarse en el trayecto de una estación a otra. La víctima, de manera característica, no grita de inmediato, quizá debido a que espera estar equivocada en relación con lo que parece estar ocurriendo”. “DSM-5, Guía para el Diagnóstico Clínico”, J. Morrison, pág. 572.

Patogénesis

En los diversos tratados de psiquiatría referido a los trastornos parafílicos que hemos consultado, no hemos encontrado la vía explícita para llegar a la comprensión del origen de este mal conductual. Por ejemplo, la obra citada más arriba solo refiere que los froteuristas se encuentran entre los 15 a 25 años de edad; y que han encontrado casos de personas que padecen de esquizofrenia o discapacidad intelectual, muchos de los cuales de manera voluntaria han buscado cosulta médica, avergonzados de su conducta aberrante. –   

 

 

 

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