El abril que casi se olvida

NACIONAL

54 años de una epopeya que casi se olvida: la guerra del 24 de abril de 1965, cuyos antecedentes se remontan al 25 de noviembre de 1963, cuando un grupo de la rancia oligarquía criolla, en conturbenio y bajo la dirección de Estados Unidos, perpetró el golpe de Estado que desalojó del poder al entonces presidente de la República, Prof. Juan Bosch.

El estallido bélico de 1965, motorizado por militares que se pusieron de lado de la razón histórica de la patria de Duarte y Luperón; que con gallardía desafiaron el terror de las huestes reaccionarias y dieron el grito de retorno a la Constitución de 1963, fue uno de los  más grandes hechos de la historia nacional, que, lamentablemente, hoy casi queda en el olvido, porque las nuevas generaciones han crecido bajo un esquema neoliberal que, a fuerza de drogas, alcohol y papeletas, ha condicionado la historia a una simple caricatura, que se recuerda más como recurso de propaganda y figureo, que en su hondo significado de patriotismo y abnegación por la libertad y la justicia social de un pueblo aún refugiado en su rincón de impotencia.

Rafael Tomás Fernández Domínguez, Francisco Alberto Caamaño Deñó, Manuel Ramón Montes Arache, José Francisco Peña Gómez, Illio Cappoci, Aníbal López, Maximiliano Gómez, Amín Abel Hasbún, Amaury Germán Aristy, Homero Hernández, Rafael Taveras Rosario (Fafa), Jorge Puello Soriano (El Men); Rafael Pérez Guillén, Narciso Isa Conde y decenas de comandantes y combatientes de abril de 1965, podrán ser olvidados por la mezquindad de la política traidora, pero no por los hombres y mujeres que todavía tienen en su corazón el sentimiento del deber largo y amargo, que es el sacrificio por los demás, por los que sufren, por los desvalidos, por los oprimidos, por los explotados de un país, que como sentenciara el poeta nacional: "No merece el nombre de país"…

La guerra de abril a favor del retorno de Juan Bosch al poder, fue sofocada por la intervención de 48 mil marines norteamericanos, que con el subterfugio de evitar otra Cuba en América, mancilló la patria de Duarte, con la complicidad de hombres y mujeres que hoy por hoy, se dicen a sí mismos patriotas y abogan por nuevas intervenciones extranjeras en la patria de Bolívar.