Pero niguno de los sinvergüenza que hoy aplauden las aciones de fuerza contra Rusia levantaron su voz para condenar los genocidios de Washington en Irak, Libia, Siria, Afganistán, Vietnam, República Dominicana y decenas de naciones que han visto en su suelo la insolencia de las botas yanquis. Ninguno de esos charlatanes miró el pannorama de desolación que provocaba y provoca Ucrania en la región de Donbass, con asesinatos de mujeres, jóvenes, niños y ancianos.

Con el odio nos acermamos peligrosamente a un callejón sin salida para la humanidad, pues, la ofensa, el insulto, el maltrato, la desconsideración, están desbordando la paciencia de aquellos que actúan defesivamente, respetando los derechos humanos, y sin espíritu de muerte y destrucción contra sus enemigos, que desde hace mucho se preparaban sigilosamente con mortíferos arsenales para clavar sus garras en la nación euroasiática, que lo único que ha hecho es pedir respeto de sus fronteras.

Hoy el mundo entero está contra Rusia, salvo dos o tres naciones que están de lado de la justicia. La gente, en su inmensa mayoría ignorante, desconocedora de la historia, aplaude sin conocimiento de causa, por efecto de la llamada ley de entropía, que es una ley mecánica de imitación. Si hay un grupo y uno del grupo tira una piedra al sol los demás hacen lo mismo en forma subconsciente, y eso es lo que está pasando ahora con este desolador y desalentador panorama de guerra y amenazas de guerra, que pone a la humanidad en un callejón sin salida.

Vemos a la ONU levantando la tea de la discordia. Vemos a legisladores de todos los ricones de Estados Unidos y Europa agitando la hoguera de la devastación. Por todos lados carnavales de demonios sedientos, ansiosos de devorar a Rusia, pulverizarla, reducirla a la condicón de átomo, sin pensar que los millones de personas que allí habitan también son seres humanos.

Curiosamente, para toda esta gente perversa, los únicos humanos son los que viven en Ucrania, pero los separados de Ucrania, en Donetsk y Lugansk, no son seres vivos y, por lo tanto, no llaman la tención de toda esa gama de poderosos occidentales que ahora abogan por "salvar" una parte y destruir la otra parte de ese país eurásico.

Hemos visto a congresistas estadounidenses pidiendo declarar a Putin como "criminal de guerra". Indudablemente, ese proceder indica sin equívocos que Estados Unidos desea una confrontación bélica con Rusia, que es lo que esta nación ha venido denunciando a lo largo de muchos años, pero que ni ONU, ni OTAN, UE, han puesto caso, porque forman parte del mismo carnaval de misantropía que hoy quiere danzar en medio de charcos de sangre y carne y huesos humanos demolidos por doquiera.