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Hotel Saratoga, un ícono neoclásico de La Habana reducido a polvo

MUNDIALES

"Hasta el momento se reportan nueve fallecidos y 40 lesionados. Nuestras más sentidas condolencias y el acompañamiento sincero a los familiares y allegados de las víctimas", tuiteó Díaz-Canel.

LA HABANA (Sputnik) — La existencia de un edificio neoclásico inaugurado en los años 30 puede ser, para quien pasea por la capital de Cuba, una mera repetición del paisaje, a la usanza de una tira cómica; sin embargo, el Hotel Saratoga no era una estructura más de las tantas que hay en La Habana Vieja.

Los espejos de sus puertas han reflejado los momentos más álgidos de la historia cubana colonial, neorepublicana y revolucionaria, a la que no le faltan derrumbes y explosiones; y sus habitaciones son testigos de algunos coqueteos de la isla con el mundo continental capitalista, también condimentado con sucesos de esa magnitud.

Es que la historia del residencial está dividida en dos. La primera, desde su apertura en 1933, tras su mudanza desde la calle Monte, hasta 2005, cuando fue reformado como un hotel moderno, con todos los lujos, para convertirse en un ícono de la industria turística de Cuba, que por estos días celebraba la Feria Internacional de Turismo 2022 en Varadero (noroeste).

Quien lo mandó a construir fue el comerciante español Gregorio Palacios, uno de los propietarios urbanos más ricos de la isla, sobre el 1879-1880, según una reseña del hotel.
Dos años después de su apertura, el Saratoga ya era uno de los mejores hoteles de la capital, gracias a su ubicación, a pocos metros del entonces Capitolio —hoy Asamblea Nacional y el kilómetro cero de la isla—, el parque de la Fraternidad —con sus 1.892 esculturas—, el teatro Martí y la entrada al Barrio Chino, entre otros atractivos.
Es por ello que, a diario, la zona es transitada por miles de turistas y transeúntes locales que, este viernes, sintieron de cerca la explosión que se llevó parte de la historia de La Habana Vieja, y hasta fueron alcanzados por sus esquirlas.
Es en esa fachada de columnas, rejas, postigos y celosías de madera -ahora derrumbadas- la que congelaba el tiempo de una zona de la ciudad que fue escenario de importantes batallas en la guerra de independencia norteamericana, cuando todavía servía para albergar almacenes, viviendas y casas de huéspedes.
La victoria de la Revolución, el 1 de enero de 1959, tuvo allí una de sus primeras decisiones de Gobierno, al disolver el entonces Capitolio y convertir al mítico edificio en la sede del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente y de la Academia de Ciencias de Cuba. Y el Saratoga también lo sintió.

 

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