Estados Unidos le echa leña al fuego; no quiere que se apague
Hay evidencias suficientes de que el conflicto entre Rusia y Ucrania ha sido alimentado por Estados Unidos. Y una de esas evidencias, quizás la más pecaminosa, es el empeño de Washington en avivar las llamas de las dos guerras que se libran en Ucrania: Está la guerra de Ucrania contras las repúblicas popolares de Donbass, que le ha costado mucha sangre a su población, y la que ha emprendido Rusia contra Ucrania para ponerle fin a la impunidad de varios años de ataques sistemáticos en contra de civiles indefensos, y el nido de serpientes venenosas neonazis que se ha encuevado en la nación eslava .
Pese a la desfachatez de muchos medios occidentales, especialmente en redes sociales, que solo ven y oyen lo que dicen los gendarmes de Estados Unidos y la Unión Europea, y lo que dice desde su nicho de víbora el muñeco de Vladímir Zelensky, la realidad es que en la guerra de Ucrania hay ignominia, y no es de la parte rusa, que de manera muy profesional y humanitaria hace lo indecible por crear el ambiente propicio a través de corredores humanitarios para que miles de civiles puedan abandonar las zonas de conflicto. Se pauta el cese al fuego en las negociaciones entre la parte rusa y la parte ucraniana, pero los nacionalistas y neonazis no solo lo boicotean, sino que toman a la población civil, incluyendo niños, como escudos humanos para ellos seguir atacando a las guarniciones rusas y que los rusos no puedan responder para no causar víctimas entre la población ajena al conflicto.
Ampliación de la guerra
Estados Unidos en particular no solo regatea para que el conflicto llegue a su fin, sino que presiona a aliados eslavos para que se involucren en el mismo, como lo ha dejado entrever claramente el secretario de Estado norteamericano, Antony Blinken.
Tengo abundante información y pruebas para sustentar con sólidos fundamentos lo que estoy exponiendo.
Como las desproporcionadas sanciones de Occidente no han logrado doblegar la voluntad del Kremlin de seguir hacia adelante con su política de desmilitarización y denazificación de Ucrania, convertida por Estados Unidos y aliados en una bomba de tiempo a punto de explotarle en la cabeza a Rusia, los tiburones de la Casa Blanca, no tanto del Pentágono, aletean a diestra y siniestra, sedientos de sangre de poblaciones indefensas, y por eso se muestran cada vez más agresivos, pese a que el mismo Blinken, que anda presionando en Polonia para que proporcione naves de guerra a Ucrania, ha dicho que no es conveniente romper relaciones diplomáticas con Rusia.
Lo que se vislumbra es que, si las partes en guerra no hallan un punto de confluencia de paz, por la reticencia de la parte ucraniana, condicionada por Estados Unidos, lo más probable es que Rusia acabe de cumplir su misión y, de ahí en adelante, no tenemos idea de lo que pueda suceder, porque quienes siempre han vivido de la guerra, ahora tienen una oportunidad para querer resarcir su atolladero en Afganistán.